jueves, 9 de marzo de 2017

Práctica 2 : Yo como usuario/a



La segunda práctica que realizamos en clase, consistió esta vez en experiencias que nos hubieran pasado o que le hubieran pasado a alguien cercano a nosotros.

La práctica comenzaba con una serie de preguntas, las cuales había que redactar con tu historia. Estas preguntas eran ¿Qué paso?, ¿Cómo nos trataron?, ¿Cómo nos sentíamos al pedir ayuda? y ¿Cómo me hubieran gustado que me trataran, o como quiero que me traten en próximas ocasiones? Primero teníamos que realizarla individualmente, para después comentarla con tus compañeros de grupo de trabajo, y finalmente elegir una de entre nosotros y exponerla al resto de compañeros. Elegimos la de nuestra compañera, cuyo tema era el divorcio de sus padres: “Cuando tenía 16 años mis padres decidieron divorciarse y para que la convivencia fuese buena y que mi hermana pequeña y yo supiéramos afrontar este nuevo cambio, decidieron que todos deberíamos ir a terapia grupal con una psicóloga.

A esa edad como muchos adolescentes, también pase la increíble “edad del pavo”, por lo que el quedar con mis amigas un viernes por la tarde era mucho más importante que cualquier otra cosa, el primero día de terapia, para mi desgracia cayó en viernes, ¡vaya tela!, no podría ir con mis amigas hasta salir de la psicóloga y tal vez ya sería muy tarde, como muchos adolescentes intenté que mis padres me dejaran faltar o que cambiaran el día porque yo tenía sí o sí que salir con mis amigas, a lo que me contestaron que no, y como no podía ser de otra forma, llegó el viernes y yo iba a la consulta enfadada, de mal humor, y con ganas de que se terminase lo antes posible para poder salir de ahí e ir con mis amigas.

Al entrar a la consulta me senté con los brazos y las piernas cruzadas, con la cara muy seria y un tanto vuelta hacia donde no estaban mis padres para no tener que verlos. En cuanto entró la psicóloga lo primero que hizo fue, fijarse en mí, me preguntó cómo me llamaba y qué tal estaba, a lo que contesté de forma seca que bien, me preguntó que qué tal me iba en el colegio y volví a contestar que bien, y así más preguntas me hizo, pasado un rato, en el que estuvo hablando con los demás volvió a centrarse en mí, y me dijo que yo le parecía, deprimida, muy triste que seguramente iba a ser la que más tendría que volver y yo le dije que no, y me contesto que era muy evidente, pues casi no hablaba, era monótona y estaba sentada con los brazos y los pies cruzados, yo me enfadé, pues no era cierto, lo que yo quería era estar en el centro comercial con mis amigas, ¿tan difícil era eso de entender?, y le conteste que eso no era cierto que estaba sentada igual que ella con piernas y pies cruzados y que la única diferencia era que ella tenía entra las piernas una carpeta con papeles y boli en la que apuntaba cosas y que seguramente ella no estaría deprimida ni triste ¿no es así?, mis padres de inmediato me lanzaron una mirada de “cállate o ya verás”, pero en ese momento no me importaba, la psicología me dijo que si esa iba a ser mi actitud y no quería estar ahí que saliera de la consulta y esperara a mi familia en la sala de espera, por supuesto es lo que hice, eso sí, al salir mis padres, me cayó una gorda y por supuesto, me gané un no ver a mis amigas ni ese viernes ni el siguiente.


Me sentí muy incomprendida tanto por mis padres como por la psicología, pues todos pasamos por esa edad, y sabemos lo importantes que son los amigos para nosotros, y me hubiese gustado que me hubieran tenido en consideración, para ir otro día o un día que no hubiera planes con mis amigas, pero ahora con unos cuantos años más, lo veo con perspectiva y aunque sé que mi actitud no fue la correcta y que pude haber colaborado más, sigo pensando que algo mal hubo en esa ocasión, sobre todo por parte de la psicóloga pues sin conocerme más, ni indagar más sobre mí, saco muy rápido las conclusiones de lo que ella pensaba que me pasaba y no fueron nada ciertas y como profesional y futura profesional creo que juzgar tan rápido no es bueno.”


A continuación, el profesor comentaba las experiencias de los compañeros y daba pie para que los demás alumnos comentaran o contaran alguna experiencia relacionada con ese tema.

-En mi opinión, esta práctica me ha gustado porque, además de que nos ha ayudado, también con ella hemos aprendido a reflexionar sobre nuestra vida y a saber expresarnos con tranquilidad. Esta práctica consistía en confiar en tus compañeros, ya que les contamos nuestros sentimientos y ellos nos contaron los suyos, les damos una seguridad y una confianza de que no vamos a contar nada. Al fin y al cabo, es lo que vamos a tener que aprender cuando empecemos a trabajar como Trabajadores Sociales.

· En el momento en el que necesite ayuda, ahora me doy cuenta de que la práctica me ha servido y servirá para experiencias posteriores en las que he sabido gestionar la ayuda que me han brindado en los momentos difíciles. Gracias a la experiencia en grupo me he dado cuenta de que todo el mundo ha necesitado ayuda en algún momento de su vida y han logrado salir adelante con sus seres queridos.


· He de decir que , la práctica me ha gustado mucho y me ha ayudado a darme cuenta de que muchos de nosotros hemos sufrido experiencias parecidas, en las que no nos ha parecido bien el trato de un profesional, que se pueda deber a muchas cosas pero que aun así no es correcto y como futuros trabajadores sociales nos debe ayudar a darnos cuenta de que aunque tengamos un mal día, no tengamos ganas de escuchar a gente o de tratar con ellas, esas personas no tienen nada que ver con lo que nos sucede y debemos brindarles un trato adecuado y 100% amable pues podemos estar en una situación en la que la persona con la que estamos tratando necesita de gran ayuda y si no resolvemos su duda o no contestamos adecuadamente podemos asustarles, o causarles alguna molestia.

El objetivo de la práctica era claro, no podemos cargar cada uno con sus problemas días tras día, hay que confiar en los demás, no eres más débil por pedir ayuda o consejo, no debe darte vergüenza o apuro. Es por ese motivo por el que me ha resultado interesante esta actividad, admitir delante de la clase y en el grupo de compañeros, momentos de debilidad o situaciones personales delicadas y frustrantes para nosotros, admitir esa demanda de ayuda, y contar la historia... en cierto modo también nos hace liberarnos de nuestros miedos interiores, todos nosotros buscamos la comprensión y el cariño de los demás, somos seres sociales, y esta práctica nos ha ayudado a ir un paso más allá. Personalmente, estoy satisfecho con los resultados obtenidos.

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